21. RAILAY Y ALREDEDORES

Hoy es nuestro último día en el paraíso... así que nos levantamos temprano para poder aprovechar el día al máximo.




Desayunamos y damos una vueltecilla por el Centara por última vez mientras esperamos a que nos venga a buscar el barco que nos llevará a pasar el último día en la zona de Railay, donde nos alojaremos en el hotel Rayavadee.

Parece que ya ha llegado el barco y cargan nuestras maletas, así que nos despedimos del amable personal del Centara y nos marchamos...

Y en unos minutillos llegamos al Rayavadee, nos dan el típico cóctel de bienvenida y reservamos una barbacoa en el "grotto" un sitio muy chulo al lado de la playa, metido como en una cueva.

Después de todo el papeleo habitual, por fin llegamos a nuestra habitación, bueno... nuestro chalecillo...

Tenemos nuestro jardincillo con hamacas, y dos plantas de habitación! En la de abajo una sala de estar y un baño pequeño...

Todo es muy bonito... música chill out suena en toda la habitación y una botella de champang fresquita nos espera en el salón.

En la planta de arriba, la habitación y el baño principal.

Nos cambiamos, cogemos las toallas y salimos a explorar la zona.

El hotel es un laberinto de caminos, y casitas, entre montones de palmeras y frondosa vegetación. Es bastante fácil desorientarse pero al fin llegamos hasta la piscina, desde la cual sales a la playa de Railay.

Pasamos de la piscina, hasta más tarde y damos un paseo por la playa.

Railay, es linda, pero es una playa muy visitada, así que no esperéis una playa desierta.

El único inconveniente, es que según a que horas del día, la marea baja muchísimo y es posible que si llegáis en long tail desde Ao Nang cargados con las bolsas, tengáis que andar un buen trozo a través del barrizal...

Nos adentramos por una callejuela entre un par de chiringuitos, buscando el camino para llegar hasta la playa de Pranang

El camino está mu chulo, pasas bordeando todas las rocas, y montón de vegetación... Vemos mucha gente escalando, que por cierto tienen doble mérito, con este calor!!

Y llegamos a Pranang, me encantó está playa!! me pareció la más bonita de la zona, la pena es que se nos nubló un poco el día.

En está playa se encuentra la curiosa Prangna Cave, una cueva llena de ofrendas para la fertilidad.

Hay una pequeña isla frente a la playa, a la que se puede cruzar andando cuando baja la marea.

Pasamos un buen rato, tirados en la playa, y cada vez siento más ganas de quedarme aquí un par días...

Volvemos al hotel y reservamos unos buenos masajes en el spa para esta tarde...

Ahora... un bañito en la piscina??? Qué maravilla!!

Conforme pasa el rato, el día se va poniendo cada vez más negro... y eso ayuda a que también aumente mi melancolia...

Quién querría irse de aquí???

Comemos en la misma playa aprovechando que ha salido un rayito de sol...

Este país nos ha enamorado! ún no nos hemos ido... y solo pienso en volver...

Paseando por la playa, observamos que el suelo está lleno de pequeños cangrejitos, que llenan el suelo de pequeñas bolitas de arena que forman curiosas formas circulares. Hay muchos y son muy graciosos.

Un buen rato después de comer, volvemos a la habitación, y nos damos un buen baño en la super bañera antes de irnos al spa.

Pasear por los caminos del hotel es una marvilla...

Llegamos puntuales al spa, es un sitio precioso!! nada más llegar nos dan un té y nos hacen elegir entre varios tipos de aceites con distintas esencias, para hacernos el masage. Los dos elegimos el mismo, y enseguida pasamos a la sala donde nos esperan las dos masajistas.

Nos hacen el masage juntos en esta preciosa sala y salimos de allí flotando! fue una pasada... eso sí, también la clavada que nos pegaron...

Como en una nube, nos vamos a la habitación a arreglarnos y darnos una ducha para quitarnos de encima los kilos de aceite que llevamos, antes de ir a cenar al grotto a la barbacoa que tenemos reservada... Pero mi gozo en un pozo, cuando llegamos allí y ha habido un error con nuestra reserva y no nos tienen nada preparado!!! vaya tela!! me da una rábia que no veas, porque me hacia ilusión y era nuestra última cena en Tailandia... pero en fin!

Cenamos en Railay, al ladito de la playa y también muy bien, lo importante es disfrutar de esta última noche en el paraíso...

Cuando llegamos a la habitación montones de flores y estás coronas nos esperaban para despedirnos...

Y así llegó el momento tan temido... nuestra última noche...

Te extrañaré Tailandia...